Da igual lo cerca que estemos de
nadie:
siempre habrá una distancia
que no podemos recorrer.
A veces nos tocamos
y, sin embargo, parece que hubiera
millones
de años luz entre nosotros.
Abrazamos a una persona
y esa persona sigue estando
increíblemente lejos,
como si, al tiempo que la abrazamos,
abrazáramos también el más
inescrutable de sus secretos.