Te reconocerán en la herida heredada
de los que siempre esperaron y nunca
olvidaron,
dedicados a evocar la niebla
de la tanta distancia mudada en
renuncia,
en una lejanía tan próxima al
silencio
como es la sola devoción de la
memoria.
Como un cuerpo que vive con el alma
arrancada,
recorres imágenes, voces de otras
horas,
descoloridas láminas como antiguas
palabras
que no retornan nada a la vida,
mientras el mundo se desintegra con
pavorosa lentitud.