No te quites el vestido
o ya no podré imaginarte desnuda.
No descubras el enigma,
deja que invente tus mapas.
Castígame con el placer aún no
vivido,
ese infierno que es el paraíso
de lo previo, ese instante
en el que ya se goza de lo que
todavía no
se posee: tu cuerpo oculto
bajo una niebla a punto de disiparse.
Vive en tu vestido la seducción
y mi lujuria: no me quites
la tentación, no me dejes sin futuro.
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