Desde lo que no éramos,
logramos ser algo
que no deja de ser nada.
La sombra necesita de la luz
para ser oscura,
y ése es todo el enigma que nos
viste:
no somos un misterio,
somos seres sin secreto
como cristales sin mácula,
radicalmente intrascendentes,
una nada moldeada
para afirmarse en su inexistencia.
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