Pensar que ya nunca
podrás salir
de esta inmensa, terrible
oscuridad
y que de nuevo, al rescate,
aparezcas tú,
toda llena de luz.
Pensar que ya nunca
podrás salir
de esta inmensa, terrible
oscuridad
y que de nuevo, al rescate,
aparezcas tú,
toda llena de luz.
Nacemos
y, al nacer,
percibimos la extrañeza del mundo,
como si el
inseguro espacio en el que nos toca vivir
fuera el hueco que
nos legan
quienes se
ausentan, aquellos que se marchan
para que
nosotros ocupemos su lugar
en el terrible
milagro de estar vivos,
de ser mortales
como pena y como consuelo.
Siempre, todavía… te sueño.
Ven a mí,
existe,
aunque sea
para decirme
que en absoluto
existes,
que sólo eres
el sueño
del que se
despierta
a una vida sin
nadie.
Saber
es otra cosa distinta de lo que sabemos,
así que no sabemos
nada. Y no es poco
no saber nada y, aun así, seguir viviendo,
vestidos con la niebla del misterio
y tan desnudos…,
con el corazón al descubierto.
El recuerdo
de la canción más triste,
el sentimiento
de una emoción vacía,
las voces
de algún silencio
y alguien
que escribe poemas
para que nadie los lea.
Fuera de ellos no hay belleza
en el mundo: los sueños,
la guarida del frío, el lugar
donde la vida puede ser algo más
que miedo. Muchas veces
te han llamado, sin lograr
encontrarte.
Ahora han decidido
no llamarte nunca más.
De qué manera espera el mar
tu mirada
para enseñarte
a sentir de otra manera,
como si mostrándose así,
como una parte íntima y misteriosa de
ti mismo,
guiara tu inteligencia
hacia su contemplación.