Me gustaría que la tormenta levantara
mucho más estruendo,
que los techos se desplomasen,
que la primavera no volviese nunca,
que nuestra casa desapareciera.
Muerte a crédito; Louis-Ferdinand
Céline.
Ante tantas preguntas
sin responder,
una respuesta radical:
no hacerse ya más preguntas,
y sentarse a esperar,
en el rincón más olvidado del mundo,
a que todo termine.