La razón está confinada en el tiempo,
la poesía vive en la eternidad.
Rafael Narbona.
La ciencia, que fantasea
con una realidad despojada de
misterio,
trata de reducir el universo
a un conjunto de leyes matemáticas:
sólo existe lo que se puede medir o
cuantificar;
como si no pudiera existir también una
línea paralela
y sin preceptos, intangible
para las limitaciones humanas.
Por eso hay tantas certezas
que, estando ahí mismo, se alejan
tanto
al intentarlas alcanzar.
Poco más que probable es lo evidente,
y, la razón, una luz confinada
en el tiempo del hombre,
que necesita del arte fronterizo de
la poesía
para eclosionar en lo infinito,
en busca del punto de encuentro con
la eternidad.
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