A mi amiga Mae.
Quizá no sean eternas,
pero hay realidades
que superan en belleza a los sueños.
(Truman Capote)
Sólo veía el mar y nada más
que el mar, y el cielo;
azul sobre azul, sólo azul.
Miraba y lo que miraba
le parecía más fantástico
que cualquiera de sus fantásticos
sueños.
Aquella belleza sin vestimentas,
quizá la más simple y compleja de las
bellezas,
detenía su vida en el instante:
el tiempo dejaba de ser
una medida, como si tuviese delante
la eternidad y se borrase
cualquier realidad más allá de la
realidad
de su sueño perfecto y azul.
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