Sólo escribo. Parece poco,
pero quizá es un proyecto
revolucionario:
escribir sin finalidad,
sólo por el placer de escribir,
por el gusto de aprender a escribir
sin pretender conseguirlo nunca,
porque nunca se termina de aprender a
escribir
tal y como nunca se termina de
aprender a vivir:
se vive, y ya está; se vive sin
objeto,
sólo por el placer de vivir,
por el gusto de aprender a vivir.
Por ejemplo, escribiendo…
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