El futuro, ese país desconocido.
Píndaro.
Lo miramos
y no lo vemos,
perdido en la distancia,
en su condición absolutamente
inacabada,
como un horizonte
que crece con el viento.
El futuro, ese país desconocido.
Píndaro.
Lo miramos
y no lo vemos,
perdido en la distancia,
en su condición absolutamente
inacabada,
como un horizonte
que crece con el viento.
Todas las noches, cuando me voy a
dormir,
confío en no despertar ya nunca.
Franz Schubert.
Es la noche
que sucede a la noche:
buscas la herida
y no la encuentras
porque el dolor
se ha vuelto una costumbre
que no termina,
que no termina…
Blanco
como paisaje
y el frío
vigila la quietud
de un invierno
sin vida,
salvo el de un alma
aterida
que allí espera,
contra toda esperanza,
que un día deje
de nevar.
Y un día sentir,
con cegadora claridad,
que la vida entera se ha vivido
para un solo momento,
como un libro que se escribe
para una sola página
o acaso un único verso.
Así, estar en el mundo,
sin desear otra cosa
que lo que tenga que venir,
a fin de integrarnos en la armonía;
que el tiempo pase por nosotros
como si fuera un río
y nosotros con él a la deriva…