Se apaga la luz
y lo que brilla es la oscuridad.
En su silencio habita todo el ruido
del mundo.
Por eso, mientras todos duermen,
sólo tu insomnio está despierto.
Uno no elige no dormir
como uno no elige estar loco:
es una bala que se abalanza sobre ti
para impedirte el descanso.
Tu locura no necesita reposar,
se alimenta precisamente del
cansancio.
Cuanto menos duermes, más crece,
como una inmensa bola de nieve:
hace frío en todo lo que piensas,
pero tú estás ardiendo,
y no haces otra cosa para calmarla
que beberte su sed.