A mi amigo Gracián.
Con firme e inquebrantable pie
has ido andando por mi vida,
tanto en las mañanas dichosas
como en las noches aciagas sin
salida,
amparándome, con tu cariño,
de lo que yo más temía.
Asidero para aferrarme,
abrazo en el que resguardarme,
mano siempre tendida,
en tu amistad nunca conocí la
traición:
siempre estuvieron dispuestas
tus palabras consoladoras,
tu aprecio, tu ayuda, tu cariño.
Te doy las gracias por todo,
Gracián, compañero del alma, hermano,
fiel, inseparable amigo.